Al lograr la nota Baa3 en la calificación soberana otorgada por la agencia calificadora Moody´s, nuestro país ingresa a la base de datos de destinos de inversión con más exigencia en cuanto a los parámetros internacionales. Para aprovechar todas las oportunidades que se abren, tanto a grandes empresas como a pequeños emprendedores, necesitamos reducir el tamaño de la economía subterránea.
Nuestro país ascendió al tan largamente anhelado grado de inversión por parte de una de las tres principales agencias calificadoras más reconocidas en este ámbito. En términos simples, el grado de inversión señala que la deuda emitida es considerada de riesgo bajo a moderado en cuanto al incumplimiento, lo cual hace que sea más atractiva para los inversionistas.
Los beneficios que se abren ante el Paraguay al lograr el grado de inversión se relacionan con el acceso a un grupo más amplio de inversionistas, incluyendo fondos de inversión que solo pueden invertir en deuda con grado de inversión. Además, la percepción de menor riesgo país puede facilitar las negociaciones comerciales y mejorar las condiciones para el comercio internacional, así como reducir los costos del financiamiento.
Para que se materialicen estas grandes oportunidades que ofrece el grado de inversión, desde la organización PRODesarrollo consideramos que se requiere seguir avanzando en los procesos de formalización de nuestra economía, crecer en institucionalidad y tener mayor seguridad jurídica. Estamos en la mira de los inversores, tenemos un buen clima de negocios, pero para que esas inversiones que van a venir a explorar nuestro país se asienten a través de proyectos, las instituciones se deben seguir fortaleciendo.
La posibilidad de que esta oportunidad beneficie a todos y contribuya a disminuir la inequidad existente en nuestro país, trae consigo la necesidad de impulsar, fortalecer e implementar procesos de formalización, en especial de nuestras MIPYMES, parte determinante de nuestra economía, para que se puedan conectar a las cadenas productivas que podrían instalarse y que requerirán cumplir con altos estándares tanto en la gestión y producción, como en los procesos para distribuir los beneficios hacia más y variados sectores. Simplificar procesos, disminuir exigencias, generar capacidades y fortalecer el sistema de protección social son condiciones básicas para que estos sectores puedan avanzar en su formalización, así como el combate a las actividades ilícitas de la economía subterránea.
El tamaño de la economía subterránea en Paraguay equivale a un 47,1% del PIB. Más que una mala noticia, la coyuntura convierte este número como una oportunidad para alinear las condiciones que brindará el grado de inversión para la reducción progresiva de esta cifra y que vaya pasando a formar parte de nuestro PIB oficial, incluyendo a más personas en las cadenas de producción nacional, generar trabajos formales y dignos y reducir drásticamente los trámites burocráticos para acceder a las ventajas de emprendimientos formales, sostenibles y competitivos.